jueves, 7 de mayo de 2009

Un sustito.

Un tiempo fuera, ya lo se, pero no tenía ganas ni de escribir.

No ha terminado pero al parecer vamos de salida. La influenza "humana" así llamada para evitar, ineficazmente, el miedo en los consumidores de puerco al aprecer deja respirar a la Ciudad de México y en general a todo el país. Sin embargo estos días aislados en nuestros hogares fueron diferentes para todos, para mi fueron muy agradables hasta que me saqué un sustito.

Un día, no recuerdo cual, viaje desde Ciudad Satélite hasta mi hogar en el sur de la ciudad para hacer tareas de la universidad que estaban algo atrasadas y debían ser entregadas al comenzar nuevamente las actividades académicas. Después de una tarde no tan productiva mi cabeza comenzó a sentir un familiar dolor propio de los episodios febriles. En fin, pensé que tan solo era un dolor de cabeza y me dirigí apresuradamente a casa de mi querida madre para un diagnóstico mas adecuado.

Para mi mala fortuna mientras navegaba las avenidas de esta ciudad los síntomas tan repetidamente descritos sobre la influeza comenzaron a llegar, sobre todo, un intenso dolor de estómago. Cuando llegué a casa de mi madre mis nervios comenzaron a tensarse debido a que tenía fiebre de 38.5 grados Centígrados e iba en aumento, presentaba dolor de estómago, de cuerpo y cabeza, afortunadamente no había tos ni escurrimiento nasal lo cual me tenía tranquilo, sin embargo sucede que durante la "cuarentena" yo no estuve tan recluído como debería y salí a la calle en varias ocaciones y a múltiples destinos, supermercados, restaurantes, tiendas y demás. En fin, la posibilidad estaba ahí plantada con la incertidumbre por los cielos.
En otras condiciones hubiera esperado un día y recibido la atención de mi médico y madre, pero durante los días anteriores a mi malestar estuve en contacto con amigos, familiares y mi novia, por lo cual estába yo muy preocupado, no me gustaría enfrentar una cadena de contagios potencialmente causada por mi, al ser el primero en demostrar síntomas.

Para evitar un colapso mental acudí al hospital para realizarme un análisis de laboratorio.

Después de recorrer varias clínicas y hospitales del sector salud descubrí que en ninguno de ellos aplicaban la prueba para detectar influenza tipo A, por lo que terminó mi noche en un conocido hosital privado en la zona de Interlomas en los bordes del estado de México y el Distrito Federal.
Al terminar la consulta con el médico de guardia, un chavo amable y al parecer recién recibido, me tomaron muestras para el análisis del laboratorio. Les debo de decir que es una de las sensacionas mas molestas que he experimentado en la vida, te introducen un largo hisopo con punta de algodón en la nariz hasta la parte superior de la cavidad nasal. Toses, largrimean los ojos y contraes el gesto inevitablemente.
Tras poco mas de una hora de espera los resultados estuvieron listos y para la tranquilidad propia y de mis ya enterados amigos los resultados dieron negativos, tenía algo pero influenza no era. Hasta ahí vamos bien.

A pesar de mi relativo alivio, mental mas que físico, mi enfermedad progresaba y no había un diagnóstico claro, amanecí con los mismos síntomas sin progreso aparente, salvo un "traslado" del dolor abdominal cada vez mas cercano a la zona inferior, ya no en el estómago como en un principio. El día pasó y la mañana siguiente se descubrió la causa, una infección estomacal bastante intensa, causada probablemente por una prima de la salmonela, horrendo. Malestar, dolor de estómago, y múltiples síntomas subsecuentes me dejaron en un estado de debilidad nunca antes sentido en mi vida, sin energía para moverme y con una dieta mas limitada que nutritiva.

En fin, me recuperé y mi cuarentena de influenza terminó en buenos términos, pero para ser honesto, igual sentí que me moría.